Pisar o no pisar las flores



Hace apenas dos días escuchaba consternada en BBC radio 2 que la gente llama a la policía cada vez que un chico arranca una flor en un parque en Londres. El debate- como todos los debates por radio- no llegaba a ninguna conclusión, pero se preguntaban si era lógico llamar a la policía que seguramente tendría mejores asuntos que atender. Además indicaban el precio exorbitante que cada uno de nosotros paga dentro de sus impuestos por estas florecitas encantadoras que nos alegran la vida, y no tanto.

Hoy amaneció con un sol esplendoroso, de esos que jamás se asoman por la isla, y decidí ir de picnic a un parque muy cerca de mi casa. Ya casi de regreso a mi hija se le ocurre correr en medio de unas daffodils, que son unas flores muy típicas de acá, y que estaban plantadas libremente en el campo, o sea que no era un cantero como los que todos conocemos. A lo lejos dos individuos sentados en un banco a la sombra la miraban. A mi también se me dio por mirarlos y pude notar que apenas se movían. Pensé- pobre gente, parecen congelados, de brazos cruzados, casi estatuas en la sombra- Pero las estatuas hablaban y no tuvieron mejor idea que retar a mi hija que se divertía entre las flores, no las arrancaba ni les hacía daño alguno, simplemente las disfrutaba fantasiosamente entre sus juegos. Entonces al verla volver llorando me enfurecí. Les pedí que por favor no le hablaran a mi hija porque la asustaban y que ella no estaba rompiendo absolutamente nada. Ellos seguían con su discurso pero yo apenas los escuchaba. Me enojé realmente. Cuando se levantaron para venir a retarnos mas de cerca– ahora a ella y supongo que a mí también- optamos por irnos porque sinceramente no se con qué tipo de locos me puedo topar últimamente. Les sugerí que si querían llamaran a la policía que seguramente no tendría nada mejor que hacer.

Anecdótico, tal vez. De tal palo tal astilla podrán decir. Yo creo que hice lo correcto. No voy retando hijos ajenos por la vida, y tampoco quiero que reten a la mía. Si yo hubiera visto que ella estaba comportándose de una manera incorrecta se lo hubiera dicho, pero no era el caso.

Esto me hizo reflexionar acerca de la forma en que vivimos y no dejamos vivir.

No digo que vayamos todos a arrancar las flores de nuestros reales parques, pero sí dejar disfrutar a los que todavía pueden hacerlo. Están en su derecho.

Me pregunto si para aquellos que quieren ver la perfección de una flor desde lejos, sin tocarla ni sentir su perfume no sería mejor ir a un museo. Ahí las flores están conservadas en cajitas de cristal y es imposible tocarlas, oler su aroma, vivirlas.

Me imagino la vida de estos individuos que salieron en un día precioso de sol con una simple misión: retar niños ajenos en el parque. Seguramente si hubieran visto a un chico conectado a sus auriculares y jugando con su celular no hubieran dicho nada porque les parecerá lo mas normal del mundo.

¿Cómo estamos criando a nuestros hijos? Sin flores, sin colores reales, sin sol, sin lugares donde correr, sin pisar el césped, sin mancharse la ropa, sin tocar animales.

Auténticos robots que no sabrán lo que es disfrutar de la libertad.

Por favor no pisen las flores, por favor no las pisen mas… había una vez una vieja canción de Palito Ortega que decía así…

Eso es lo que últimamente escucho por todos lados en Londres. O casi…

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