Maria Elena Walsh en estos días
Seguramente mucho se ha escrito y mucho se escribirá acerca de la genial Maria Elena Walsh en estos días.
Recorreremos su biografía y nos imaginaremos lo joven que era cuando empezó a escribir, sus viajes, sus publicaciones y recrearemos un sin fin de imágenes que tal vez desconocíamos.
Para mí las canciones de María Elena Walsh son el recuerdo de mi infancia, y también de la crianza de mi hija. Son generaciones de chicos argentinos sonriendo con el mono liso o el show del perro salchicha.
Es la señorita Alicia enseñándome a tomar el té en el jardín de infantes con la tetera que no se ve.
Ya de grande, y mientras escucho el cuento del diablo inglés junto a mi hija, es la congoja en la garganta al recordar la barranca de Santa Coloma en Bernal, provincia de Buenos Aires, precisamente lugar donde ocurrieron las invasiones inglesas y donde pasé muchas horas de mi infancia jugando en las mismas tierras en que Tomás –el protagonista de la historia- se encuentra con el diablo –un soldado inglés- en el medio de la noche y con ‘ña Manuela, una suerte de curandera, que con un simpático acento dice que el soldado habla idioma de diablo. Hace poco estuve visitando ese rinconcito de mi infancia, las hamacas, la calesita chueca, las sillas voladoras de las que solo queda el eje central, la vieja casona de Santa Coloma... y no pude dejar de sentirme invadida por el ayer en forma de risa, juegos y travesuras. .
El descubrimiento de “Serenata para la tierra de uno” es además un canto a quienes estamos lejos de los pagos. “Porque me duele si me quedo, pero me muero si me voy”… Quien hubiera podido decirlo con mejores palabras.
No hay mucho para decir, simplemente dejarse llevar de la mano como cuando éramos chicos esbozando un sincero y profundo gracias por habernos ayudado a entender tantas emociones en forma de canción que seguirán ayudándonos a transitar la vida...
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Mas sobre Santa Coloma
http://www.argentinaparamirar.com.ar/verNota.php?n=113
Recorreremos su biografía y nos imaginaremos lo joven que era cuando empezó a escribir, sus viajes, sus publicaciones y recrearemos un sin fin de imágenes que tal vez desconocíamos.
Para mí las canciones de María Elena Walsh son el recuerdo de mi infancia, y también de la crianza de mi hija. Son generaciones de chicos argentinos sonriendo con el mono liso o el show del perro salchicha.
Es la señorita Alicia enseñándome a tomar el té en el jardín de infantes con la tetera que no se ve.
Ya de grande, y mientras escucho el cuento del diablo inglés junto a mi hija, es la congoja en la garganta al recordar la barranca de Santa Coloma en Bernal, provincia de Buenos Aires, precisamente lugar donde ocurrieron las invasiones inglesas y donde pasé muchas horas de mi infancia jugando en las mismas tierras en que Tomás –el protagonista de la historia- se encuentra con el diablo –un soldado inglés- en el medio de la noche y con ‘ña Manuela, una suerte de curandera, que con un simpático acento dice que el soldado habla idioma de diablo. Hace poco estuve visitando ese rinconcito de mi infancia, las hamacas, la calesita chueca, las sillas voladoras de las que solo queda el eje central, la vieja casona de Santa Coloma... y no pude dejar de sentirme invadida por el ayer en forma de risa, juegos y travesuras. .
El descubrimiento de “Serenata para la tierra de uno” es además un canto a quienes estamos lejos de los pagos. “Porque me duele si me quedo, pero me muero si me voy”… Quien hubiera podido decirlo con mejores palabras.
No hay mucho para decir, simplemente dejarse llevar de la mano como cuando éramos chicos esbozando un sincero y profundo gracias por habernos ayudado a entender tantas emociones en forma de canción que seguirán ayudándonos a transitar la vida...
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Es una noticia tristísima la muerte de Maria Elena Walsh...Igualmente nunca morirá en los corazones de los niños grandes ni en los corazones de los niños pequeños.
ReplyDeleteEste año, para fin de año, en el acto del colegio de mi sobrina, hicieron un homenaje a M. E. Walsh, y todas las canciones interpretadas por las distintas salitas del jardin de infantes fueron de M. E. Walsh. Muchos adultos cantamos junto con los niños, y a otros seguramente, como a mi, se nos hizo un nudo en la garganta y se nos llenaron los ojos de lágrimas. Yo fui muy feliz de chica, y esas canciones me trasladan a mi infancia, a crecer con mis tres hermanas, a cantar las canciones, y en la actualidad, a cantárselas a mis sobrinos.
Los musicos tienen el don de la inmortalidad mientras sigamos cantando sus canciones... Gracias por tu comentario.
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