Objetos de inspiración

Ya no se ni como ni cuando ni donde comencé este plasmar de sentimientos, sensaciones, sueños y esperanzas que con el tiempo se transformarían en canciones y otras ocurrencias.

Tal vez hayan sido mis primeros poemas dedicados al mas grandilocuente amor adolescente o mejor aún la canción para el niño Jesús que escribí mientras iba a catecismo. Pudo haber sido también esa novela con alma de folletín que di por llamar “Rebecca” de la cual me queda sólo el recuerdo de unas hojitas muy pequeñas escritas a máquina que se extraviaron con el paso del tiempo, digamos mudanzas a casas mas grandes. Rebecca era una esclava negra que se enamoraba del hijo del patrón, quedaba embarazada de su amor prohibido y huían juntos. Aunque poco probable creo que les escribí un final feliz. En mi fulgor adolescente no podía pensar todavía en finales tristes. Supongo que las novelas brasileras de la época me habrán inspirado también a mí, y bastante.


Las canciones son historias de pocos minutos sin destinatarios conocidos ni emisarios. La voz que las canta se hace dueña del momento, de la intención, y de ahí en más todo queda a discreción de quien la escucha.

Me gusta “Dancing Queen” y durante tres minutos soy ella.

Mis objetos de inspiración pueden variar desde unas vacaciones inolvidables a pesadillas recurrentes
hasta...
- emigración a países inhóspitos y laberintos de ensoñaciones;
- pocos amores imposibles, y pocos y grandes amores reales;
- casas que tuve y extraño y casas que sueño tener;
- vidas que viví y vidas que ansío vivir;
- gatos bailando sobre techos de chapa iluminados por estrellas y constelaciones que brillan desde el ala de un avión;
- globos aerostáticos y velas de windsurf;
- luces de Navidad;
- tristezas de Nochebuena;
- balances de fin de año;
- el parque Camet;
- la laguna de Etcheverry;
- Santa Clara del Mar;
- paseos en patines de ruedas naranjas,
- olas coloridas verde plateadas y pisadas desnudas fijándose en la playa que quisiera domar;
- lluvia, lágrimas, perlas, madreperlas, maullidos, cuervos, palomas, luces, sombras, caracoles, agua vivas;
- dedicatorias en libros amarillentos a los que les faltan hojas;
- mensajes en contestadores automáticos- sin responder-,
- silencios y ruidos de más...

Toda experiencia vivida o robada por apenas un instante cuenta a la hora de volar…

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